El Barça se ha vuelto previsible porque se ha perdido intensidad con y sin balón. Con balón, la circulación es más lenta y no existen tantos movimientos ni cambios de posición. Y sin balón, se ha perdido agresividad a la hora de presionar al contrario. No se ven tantos robos de balón en línea de tres cuartos, uno de los sellos distintivos de este Barça.
En ataque, tengo la sensación de que se ha querido juntar tanto a Messi con los centrocampistas, que se le ha terminado alejando del área. Ahí es donde el argentino puede resolver los partidos. Hace semanas que se le ve más como un centrocampista que como un delantero y eso le obliga a tener que recorrer mucho campo para llegar al área. Además, por acomodar a Cesc, se ha desplazado a Iniesta. Curiosamente, el manchego es víctima de una de sus virtudes, la polivalencia. Iniesta juega bien lo pongas donde lo pongas pero renunciar a su posición de interior es un riesgo que los técnicos deberían replantearse. Donde más cómodo se siente y donde se ha ganado jugar sin que lo toquen es de interior, en el centro del campo. Ahí es donde se cuece el juego del equipo y donde más se aprovechan las virtudes del manchego y más si hablamos del futbolista más en forma del Barça actual.
A nivel defensivo, recuerdo que Guardiola explicó un día en una charla que la posesión de balón no era sólo una manera de atacar sino una manera de defender. El técnico decía que ordenaba a sus futbolistas hacer muchos pases porque así el equipo se asentaba, los defensas recuperaban su sitio y al rival le costaba mucho más cogerlos desordenados. Es decir, que tantos pases servían para defender mejor. Es interesante porque en su intento por hacer de este Barça un conjunto más vertical, que lo es y tiene sus cosas buenas, quizá se haya provocado que en defensa se sufra más. El equipo se estira en exceso y se dejan espacios peligrosos.
Soy de los que piensa que ganar la Liga en el año después de Guardiola y con Tito enfermo durante parte del campeonato, tiene un mérito tremendo. Lograr la Liga, sería un éxito. Y, afortunadamente, el Barça la tiene encarrilada. Eso debería dar tranquilidad a la institución para analizar todos los aspectos presentes y futuros con cierta calma.